sábado, 6 de agosto de 2011

Librados los primeros riesgos


Librados los primeros riesgos:
Ser una combinación
anómala de cromosomas,
nacer no siendo bienvenido,
caerse del triciclo
y pegarse en la mollera,
ser olvidado
por el angelito de la guarda,
equivocar los rumbos,
no tener los atributos
que el amor demanda.

Librados los ya dichos
y los que faltaron
-como ser atropellado por una bicicleta,
mordido por un perro rabioso,
o resbalarse en el baño, o en la banqueta, y
otra vez, pegarse en la mollera-

nos acechan aún
el tedio,
la enfermedad,
la decrepitud,
la muerte.

Lo notas
cuando adviertes
que te cansas
-no sólo del trajín del día, de los otros,
sino de tus propios pensamientos-,
que cada día cuesta más
salir airoso
de la diaria
confrontación con el espejo;
cuando te enteras
que algún colega de la edad
padece tumor en su cerebro,
que otro tiene injertos de metal
por hueso,
que otro más, viejo, lisiado mental,
se engaña
imaginando futuros venturosos.

Queda pues poquito,
suficiente;
por ahora
me resistiré al aburrimiento.

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