miércoles, 4 de mayo de 2011

Eliseo Diego


Conocí a Eliseo Diego a través de la entrevista El misterio de la poesía que le hizo Myriam Moscona  para la Jornada Semanal (Nº 92, 17 de marzo de 1991 pp. 14-18). Las fotografías incluidas permitían ver el rostro del poeta, pero  no el de la entrevistadora, de espaldas, vestida de blanco, a la que Diego se dirigía tiernamente como “niña”. Más adelante conocí a Myriam en la televisión. Luego leí la antología La sed de lo perdido (Ediciones del Equilibrista), libro publicado cuando Diego recibió el premio Juan Rulfo, en la Feria Internacional del Libro de Guadajalara, Jal., en 1993.
NO ES MÁS

por selva oscura...

Un poema no es más
que una conversación en la penumbra
del horno viejo, cuando ya
todos se han ido, y cruje
afuera el hondo bosque; un poema

no es más que unas palabras
que uno ha querido, y cambian
de sitio con el tiempo, y ya
no son más que una mancha, una esperanza indecible;

un poema no es más
que la felicidad, que una conversación
en la penumbra, que todo
cuanto se ha ido, y ya
es silencio.

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