Vienes por un camino
que mi memoria sabe,
y me detengo entonces
indagándote el rostro.
Mas ah! ya no es posible
siquiera, no es posible
detenerte un instante.
Todo está muerto, y muerto
el tiempo en que ha vivido.
Yo mismo temo, a veces,
que nada haya existido;
que mi memoria mienta,
que cada vez y siempre,
-puesto que yo he cambiado-
cambie, lo que he perdido.
Líber Falco
(Montevideo, Uruguay; 1906-1955).
No hay comentarios:
Publicar un comentario